miércoles, 12 de diciembre de 2007

Reino Unido lanza un nuevo plan infantil para «revolucionar» la enseñanza


Las escuelas británicas del futuro dispondrán de espacio para servicios de asistencia social, sanidad, Policía o vivienda, con el fin de coordinar mejor la formación de los niños, según un proyecto presentado ayer.
El Plan de la Infancia aspira, según el ministro Ed Balls, a «un cambio radical en los próximos diez años en el abanico de actividades positivas para los jóvenes y una revolución en la manera en la que los padres participan en la educación de sus hijos».
Dentro de la iniciativa destacan estudios encargados a comisiones específicas, que incluyen una destinada a identificar efectos dañinos para la infancia en Internet, en los medios de comunicación o en la publicidad. Pero lo anunciado ayer, seis meses después de que el primer ministro, Gordon Brown, crease un nuevo Ministerio de la Infancia, las Escuelas y las Familias, es un plan general que se presentó en el Parlamento como parte fundamental del programa del Gobierno.El proyecto incluye dotaciones presupuestarias para la creación o renovación de 3.500 espacios de recreo y centros juveniles, que respondan a la queja repetida de los padres de que sus hijos no pueden jugar en la calle, al contrario de lo que ocurría en el pasado, por la falta de lugares de recreo.Un elemento mencionado con frecuencia por los padres es la falta de seguridad. El Gobierno pretende crear con los ayuntamientos zonas especiales con restricción de tráfico y velocidad por debajo de los 35 kilómetros por hora en calles próximas a parques de recreo.Pero la idea más llamativa es que las escuelas sean centros esenciales de la comunidad local, con los padres más informados e implicados en la educación y con acceso a servicios ahora dispersos, que alerten sobre sus prestaciones en bibliotecas públicas y las ofrezcan desde sus propias sedes. Las áreas más desfavorecidas reciben incrementos presupuestarios para desarrollar la muy pobre provisión británica de guarderías, y se concentrarán los servicios sanitarios, de salud mental y de asistencia social para identificar pronto los problemas.Cambio en los exámenesLos niños británicos son sometidos actualmente a exámenes regulares, a los 7, 11, 14 y 16 años. Los resultados no filtran el avance escolar, pero las pruebas fueron introducidas por anteriores gobiernos conservadores como un medio para que los padres conozcan el rendimiento de sus hijos y de las escuelas en las que se educan. El nuevo plan promete una revisión completa del programa en primaria y exámenes por tramos más que por edad.Cuando el ex ministro Kenneth Clarke, que introdujo esos exámenes, preguntó al actual si no estaba cediendo a las frecuentes quejas de los sindicatos de maestros contra las pruebas, el autor del plan advirtió de que seguirán publicándose las tablas de resultados, pero los análisis no serán sólo por edad sino en función de la fase de aprendizaje.Al ingresar un niño en primaria se le asignará un tutor personal que supervisará su avance durante toda su estancia en la escuela y estará en contacto regular con los padres. El Gobierno quiere que en esa relación se identifiquen los problemas. También contempla elevar el rango universitario de Magisterio, dar más poder a los docentes para imponer disciplina, a las escuelas para despedir a malos profesores y promover un sistema de justicia mediadora para delincuentes juveniles que les obligue a reparar los daños causados.